Creo que eso tuvo que decir el dueño del Lada cuando fue a buscarlo con sus amigos. Pues el coche debe estar ya en el fondo porque a ver quién se atreve a ir a por él.
Supongo que es lo que tiene ser un poco lento y aparcarlo sobre un lago helado, éste tiene una propiedad curiosa, suele fundirse y convertirse en muchos litros de agua muy fría.
Creo que yo sentiría una ganas irrefrenables de ir al baño o recordaría una cita muy importante si me pidiesen que fuera a por el coche. Solo de pensar en los crujidos del hielo al caminar sobre él me dan escalofríos (de frío).
Vía - WindingRoad
jueves, 6 de marzo de 2008
¿A quién le apetece traerme el coche?
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