Al propietario de esta Transporter T2 le apetecía un poco más de chispa, un poco de potencia. Una potencia que el motor original, un 1.6 turbodiesel, simplemente, no podía ofrecer.
Así que rápidamente se le ocurrió cambiar el humeante y lento diésel por todo un motor de competición. Un 2.5 de cuatro cilindros bóxer turboalimentado, el mismo que lleva el Subaru Impreza WRX, con más de 300Nm de par y 225CV.
La furgoneta pasa esos 225CV del motor bóxer solo al eje trasero, tal y como un auténtico Porsche lo haría. Puede que sea por eso por lo que ha equipado a su furgoneta con llantas de 18' de origen Porsche y frenos Brembo de origen Porsche, así como el volante de un antiguo 911.
Por eso debería llamarla Porsche Transporter WRX. Este vehículo mutante hipervitaminado es muy rápido, 225CV son unos cuántos, pero aún así, es imposible que supere a las furgonetas blancas, las Ford Transit e Iveco Daily son inalcanzables hasta para los mejores superdeportivos.
Os dejo un par de vídeo del engendro en acción:
Vía - Carscoop
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